Una casa muy especial...

Ha terminado el año, y busco el momento para reflexionar sobre todo lo experimentado… En mi camino profesional, he aprendido algo muy importante; la casa no deja de ser el reflejo de nuestro niño interior. Necesitamos hacer un hogar para ser nosotros mismos un reflejo de nuestros buenos o malos hábitos… que a la vez, son un espejo de nuestra infancia, de quienes realmente somos...

Nuestras casas no deben de frenar nuestras ganas de jugar a vivir… todo lo contrario; Debemos de sentir la libertad de movernos en ellas, y sobre todo, la libertad que no encontramos fuera de ella por todos nuestros condicionantes mentales. Por eso quiero compartir, desde esta humilde bitácora, una casa muy especial; La había tenido anteriormente en mi nave, y la verdad es que la había echado de menos, ya que me recordaba desde una perspectiva naif… que no hay que tomarse la vida tan en serio; ni tan siquiera en lo referido a nuestra propia casa…