Un pequeño rincón de mi vida; mi casa…

Una de las características que debe tener un interiorista, es el de ser una persona curiosa e interesada por todo lo que sucede a su alrededor. Lo cierto, es como persona que ejerce esta profesión, no puedo evitar asomarme a las distintas ventanas que se me van abriendo en el camino, y que me dejan ver, a cada paso, un pequeño trozo de la realidad.

Cuando empiezo un nuevo proyecto, me surge una gran necesidad de acercarme a la persona… el conocer sus hábitos y gustos se convierte en una herramienta esencial para trabajar. Lo cierto, es que con todo ello, acabas conociendo mucho a las personas y creando un vínculo afectivo muy especial.

Hace poco, tuve la suerte de entrar en el domicilio particular de uno de los más grandes decoradores, Pascua Ortega, que de una manera muy generosa y espontánea, me abrió su casa. No quise ser indiscreta, por ello solo eche un vistazo rápido a su hogar, para que no se sintiera invadido… pero la verdad, es que me hubiera encantado quedarme horas y horas… ¡Que maravilla y belleza de casa!

Siempre me preguntan como es mi casa y nunca se como definirla exactamente con palabras, ya que la hice con mucha emoción y sentimiento… simplemente pensando en como me gustaría vivir. Si tuviera que definirla con unas pocas frases, estas serían:

Rodearme de lo natural se ha convertido en una prioridad, ya que no soporto lo sintético. Texturas que me arropan y me recuerdan la sencillez de lo étnico y racial. La piel de oveja es mi fetiche de este año, os lo recomiendo… ¡todo un lujo, accesible a todos!

Otros elementos de mi casa, son las maderas lavadas y desgastadas, y con mucha veta, que nos recuerdan de donde vienen y la antigüedad que tienen. Mis últimas adquisiciones han sido dos sillones de mimbre de los años setenta, que están desgastados, y he cubierto con piel. Muy cómodos, todo hay que decir.

También hay un rincón para cuadros, lugar para los recuerdos, con fotos de familiares y amigos que me acompañaran siempre…

Algunas fotos: