Sí, he caído en la tentación; Después de terminar varios laboriosos proyectos, y cuando parecía que mi creatividad ya no daba para más… me encuentro “enfrascada” en la más difícil de todas las reformas: la de mi propia casa.
Aunque ya había realizado bastantes reformas anteriormente en mi hogar, siempre hay que estar preparada para que le descuelguen a una todo aquello que le ha costado días y noches decidir donde y como colgar…
Hay que estar preparada para ver que el que era “el rincón perfecto”, se ha convertido en un amasijo de objetos amontonados a la espera de un nuevo destino; y qué decir de cuando una envuelve todas sus cosas, sabiendo que tardará más tiempo del programado en volver a verlas, porque sí, amig@s, ésta es una verdad universal; Todas las obras del mundo siempre se retrasan.
Y les tengo que confesas una cosa; Soy yo la peor y más difícil de las clientas que he tenido nunca. Les aliviará saber que decidir para uno mismo es lo más difícil y complejo del mundo… por ello, les pido que no se “intimiden” cuando un profesional viene con las ideas claras otorgando más importancia a la visión creativa que a las propias emociones.
Recuerden, que ese profesional no siempre les va a presentar las más geniales ideas. Por tanto, les animo a confiar en sí mismos, en sus emociones, en su intuición… son "armas" igualmente válidas y buenas. Y es que en el fascinante mundo del interiorismo y la decoración, conocerse y escucharse a si mismo es tan importante, como en el resto de facetas de la vida. No lo olviden queridos amig@s.